Los adioses, los tal vez, los te quiero, los gracias, los perdón que se quedaron atrapados y no pude decir. Estaban aquí.

martes, 25 de marzo de 2014

Que vivan las palabras perdidas



Que vivan las palabras perdidas,
abandonadas en un harapiento rincón, entretejidas en la tela del olvido.
Que viva la inspiración dormida, latente en un pálpito que ondea al ritmo del viento.
Que se recuerden los sentimientos rotos,
resquebrajados por el arrasador paso del tiempo, 
ese que cicatriza,
y encoge los recuerdos hasta no volver a recordar.
Que viva el color del viento, 
las sonrisas robadas,
 el papel virgen,
los cuerpos ya repletos de tinta.
Que viva esa arritmia de latidos,
las lágrimas lentas,
la melancolía del último amanecer.
Vivan las palabras perdidas.

Y quizás algún día podamos volver a creer.



lunes, 24 de marzo de 2014

Contrapunto






             
                         Fue entonces cuando escuchó que sus vidas ya no latían a tempo;
         una arritmia inevitable les había robado el aliento.