Y dejé de verte.
Y las calles se hicieron más calles, y el camino más corto.
Dejé de tropezarme con tus “te prometo”,
dejé de creer en Michael Ende,
dejé que el tiempo deshiciera mis ganas de volver a verte.
Dejé de tenerte como tono de alarma desenfrenada bajo mi ombligo,
Y los semáforos dejaron de temblar,
y empecé a soñar con otro suspiro.
Y aunque perdí el norte…
Por fin he encontrado el sur.